martes, 10 de agosto de 2010

Desde mi terraza 2



Mi terraza es una atalaya perfecta desde la que se puede observar cómo surgen los diferentes biotopos playeros. Poco después del amanecer aparecen los más atrevidos. Son gente que disfruta de los baños de mar en solitario, del placer de sentir el estremecimiento que produce el agua fresca envolviendo el cuerpo relajado por el sueño de la noche. Estos primeros colonizadores suelen desaparecer cuando las primeras sombrillas comienzan a brotar en la orilla del mar.

Según se avanza el sol en su ascenso sobre el horizonte, decenas de personas mayores plantan parasoles y colocan sillas plegables de forma estratégica, teniendo en cuenta la posterior evolución del sol i el espacio que necesitará la familia. Normalmente quien elige y delimita el espacio permanece vigilando para que nadie invada su territorio pero algunos, más confiados, vuelven con su familia una vez colonizada la zona i fijados los límites con los bártulos playeros.

Poco a poco las familias van poblando los espacios de sombra de los parasoles. Suelen llegar primero los niños alborozados, apenas frenados por los gritos de sus padres que intentan, en vano, ordenar el espacio familiar y evitar que sus vástagos se sumerjan bajo las olas sin control o llenen de arena los ojos y la boca de sus vecinos. Mientras el padre da instrucciones, delimita el espacio por el que podrán jugar sus hijos y establece las normas que se deben respetar, la madre aposenta a los abuelos y prepara los bocadillos.

Cuando el sol está en lo más alto llega la hora en que aparecen los jóvenes, solos o en parejas, con su MP3 o su libro. Abren su hamaca, huyendo de los espacios con niños, la orientan al sol y comienzan a leer. Los últimos en llegar suelen ser los adolescentes, casi siempre en cuadrillas bulliciosas de ambos sexos. Se dedican a darse largos baños con juegos y ahogadillas en un ambiente anegado de hormonas, practican el futbol o se entretienen con las raquetas. Son los últimos en marchar a comer.

-¿Vienes a darte un baño? –pregunta mi pareja ataviada con su bikini y la silla de playa en la mano.

-No. Prefiero quedarme aquí. Baja tú y yo prepararé la comida.

Soy feliz en mi terraza. Dejándome acariciar por la brisa fresca del mar, leyendo el periódico y acompañado por una cerveza fría.

Potser t'agrade

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