martes, 27 de noviembre de 2012

El negro


Mercado Central de Valencia

Una historia de apenas tres párrafos se convirtió en el artículo más leído del periódico “El País” de España, en su página de internet. Son líneas conmovedoras sobre la inmigración, uno de los temas más delicados y que mayor preocupación genera entre los ciudadanos europeos. La anécdota que cuenta Rosa Montero es uno de los temas más comentados en redes sociales y considerada por el escritor brasilero Paulo Coelho como lectura obligada. Este es el mensaje:

El negro’
Estamos en el comedor estudiantil de una universidad alemana. Una alumna rubia e inequívocamente germana adquiere su bandeja con el menú en el mostrador del autoservicio y luego se sienta en una mesa. Entonces advierte que ha olvidado los cubiertos y vuelve a levantarse para cogerlos. Al regresar, descubre con estupor que un chico negro, probablemente subsahariano por su aspecto, se ha sentado en su lugar y está comiendo de su bandeja.

De entrada, la muchacha se siente desconcertada y agredida; pero enseguida corrige su pensamiento y supone que el africano no está acostumbrado al sentido de la propiedad privada y de la intimidad del europeo, o incluso que quizá no disponga de dinero suficiente para pagarse la comida, aun siendo ésta barata para el elevado estándar de vida de nuestros ricos países. De modo que la chica decide sentarse frente al tipo y sonreírle amistosamente. A lo cual el africano contesta con otra blanca sonrisa. A continuación, la alemana comienza a comer de la bandeja intentando aparentar la mayor normalidad y compartiéndola con exquisita generosidad y cortesía con el chico negro. Y así, él se toma la ensalada, ella apura la sopa, ambos pinchan paritariamente del mismo plato de estofado hasta acabarlo y uno da cuenta del yogur y la otra de la pieza de fruta.

Todo ello trufado de múltiples sonrisas educadas, tímidas por parte del muchacho, suavemente alentadoras y comprensivas por parte de ella. Acabado el almuerzo, la alemana se levanta en busca de un café. Y entonces descubre, en la mesa vecina detrás de ella, su propio abrigo colocado sobre el respaldo de una silla y una bandeja de comida intacta.

Dedico esta historia deliciosa, que además es auténtica, a todos aquellos españoles que, en el fondo, recelan de los inmigrantes y les consideran individuos inferiores. A todas esas personas que, aun bienintencionadas, les observan con condescendencia y paternalismo. Será mejor que nos libremos de los prejuicios o corremos el riesgo de hacer el mismo ridículo que la pobre alemana, que creía ser el colmo de la civilización mientras el africano, él sí inmensamente educado, la dejaba comer de su bandeja y tal vez pensaba: "Pero qué chiflados están los europeos".

El negro”, artículo de Rosa Montero publicado por el diario El País el 17 de mayo de 2005

martes, 20 de noviembre de 2012

Banqueros




Una tarde un famoso banquero iba en su enorme limusina, cuando vio a dos hombres a la orilla de la carretera comiendo césped. Preocupado, ordenó a su chofer detenerse y bajó a investigar.
Le preguntó a uno de ellos:
  -¿Por qué están comiéndose el césped?
  -No tenemos dinero para comida -contestó el pobre hombre-. Por eso tenemos que comer césped.
Bueno, entonces vengan a mi casa que yo los alimentaré -dijo el banquero.
  -Gracias, pero tengo esposa y dos hijos conmigo. Están allí, debajo de aquel árbol.
  -Que vengan también -dijo nuevamente el banquero.
Volviéndose al otro pobre hombre le dijo:
  -Vd. también puede venir.
El hombre, con una voz lastimosa dijo:
  -Pero, Sr., ¡yo también tengo esposa y tres hijos conmigo!
  -Pues que vengan también -insistió el banquero.
Entraron todos en el enorme y lujoso coche. Una vez en camino, uno de los hombres miró al banquero y le dijo:
  -Sr., es usted muy bueno. ¡¡¡Muchas gracias por llevarnos a todos!!!
El banquero le contestó: -¡Hombre, no tenga vergüenza, soy muy feliz de hacerlo! Les va a encantar mi casa.... ¡El césped tiene como  veinte centímetros de alto!

jueves, 15 de noviembre de 2012

Perdón



Museo Pio V de Valencia
Al final del servicio dominical, el sacerdote preguntó a su comunidad:
- ¿Cuántos de ustedes han perdonado a sus enemigos?
  Todos levantaron la mano, excepto una pequeña viejita.
- Señora Nelly, ¿Es que no está dispuesta a perdonar a sus enemigos?
- Yo no tengo enemigos, Padre.
  Respondió dulcemente.
- Sra Nelly, eso es muy raro ¿Y cuántos años tiene ud?
- 98...Respondió, casi con vergüenza de ver que era la más vieja de todos los presentes.
  La congregación se levantó y aplaudió
- Oh, Sra Nelly, ¿Puede decirnos cómo se hace para llegar a los 98 y no tener enemigos?
 La dulce viejita explicó:
-¡Es que ya ........., ¡todos esos hijueputas se murieron!!

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Depende de quien lo cuente…



"Ninots" de las Fallas de Valencia


Dos mujeres conversando:
 - ¿Cómo fue tu día?

- Una catástrofe! mi marido llegó a casa del trabajo, cenó en tres minutos, después tuvimos relaciones sexuales en cuatro minutos y a los dos minutos, ya estaba dormido! Y tu día, ¿cómo fue?

- Ha sido fantástico! Mi marido llegó a casa me llevó a cenar, luego caminar durante 1 hora hasta que llegamos a casa. Después de 1 hora de juego amoroso a la luz de las velas, tuvimos relaciones sexuales durante 1 hora y hablamos luego por más de 1 hora!


Los dos esposos correspondientes opinan:
 - ¿Cómo fue tu día?

- Ha sido fantástico! Llegué a casa y la cena estaba sobre la mesa, cenamos, hicimos el amor y me dormí como una roca! Y el tuyo?

- Una catástrofe!
Llegué a casa cansadísimo, no había luz, tuve que llevar a mi esposa a cenar afuera, la comida era una basura y carísima, tan cara que no tenía dinero para pagar el taxi de regreso. Tuvimos que caminar hasta
casa, cuando llegamos, todavía no había electricidad, y encendimos las velas! Estaba tan estresado que necesite una hora para tener una erección y otra para alcanzar el orgasmo. Con todo eso me desvelé y
tuve que soportar a mi mujer hablando durante otra hora...

Fuente: circula por internet

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