martes, 22 de junio de 2010

La justicia y la razón

Palacio de Justicia de Valencia

Dos hombres caminan delante de mí. Podrían ser padre e hijo por la diferencia de edad. El más joven pregunta al otro -¿dónde vas ahora?-

-A ver al abogado- contesta el mayor con cara de resignación –Me querellé contra unos vecinos, que no respetan las mínimas normas de convivencia en una comunidad de vecinos, y acaba de llegarme una sentencia que tiene en cuenta las alegaciones de los demandados-

-¿Y que han alegado?- preguntó el joven intrigado por el asunto.

-El caso es que uno de los demandados es juez y tiene dinero-

-Entonces lo tienes crudo- Sentenció el joven – dice un dicho popular que, a menudo, la religión y la justicia se arrodillan ante el dinero-

El hombre mayor asintió con la cabeza. – Mi abogado dice que tenemos razón, por eso la estrategia de los demandados ha sido no llegar a juicio –

-¿Y como lo han hecho? –

-Pues la sentencia está redactada en unos términos que no entiendo demasiado pero, me ha parecido entender, que la querella debía haberla puesto el presidente de la finca y no yo –

- ¡Pero si eres tú el damnificado¡- Se sorprendió el joven -¿Cómo no vas a poder querellarte tú?-

-Pues la sentencia no solo impide que lleguemos a juicio, sino que, además, me impone el pago de las costas-

-No puede ser, ¡¡si llevas razón!! –

-Sí, pero ya decía Quevedo que donde hay poca justicia es grave tener razón –

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