martes, 4 de mayo de 2010

Conspiranoicos


Mientras bajaba las escaleras mecánicas del metro vi el tren vomitando gente por sus puertas abiertas. Aceleré el paso para no perderlo y tener que esperar quince minutos al tren siguiente. Conseguí llegar en el último momento. Entré y permanecí junto a la puerta, de pie. Alguien pronunció mi nombre. Me volví hacia mi izquierda y vi a un antiguo compañero de trabajo que con una sonrisa ancha me tendía la mano.

--¿Cómo estás? Cuanto tiempo sin verte. Dijo, mientras estrujaba mi mano.

--Muy bien ¿Y tú, sigues con tus historias?

--No son historias. ¿Acaso no has visto lo ocurrido con las vacunas de la gripe H1N1? Las farmacéuticas haciendo negocio. Los gobiernos colaborando con el negocio y la OMS también metida en lio.

La sonrisa, que se había borrado de sus labios, y la rigidez de su mentón me hicieron cambiar de tema --¿Cómo está tu mujer? Pregunté –Hace años que no sé nada de ella.

La tensión desapareció de su rostro y una leve mueca alegró su semblante –Como siempre… si no fuera por ella…

No terminó la frase, pero su mirada dirigida a ninguna parte y su expresión dieron a entender lo necesaria que era para él su mujer

–…ahora está en el paro. Continuó diciendo -- La despidieron con la excusa de la crisis, pero la verdad es que la crisis está provocada por los que dirigen el mundo. No tienen entrañas y les importa un bledo lo que les suceda a las personas.

El tren se paró y entró más gente. Mientras se colocaban mantuvimos silencio. Yo pensé que seguiría con la conspiración mundial, así que pensé en cambiar de conversación de nuevo.

--Voy a cambiar de coche. Dije cuando el tren reiniciaba la marcha –Estoy mirando
los híbridos, por aquello de que contaminan menos y…

--Si quisieran acabar con la contaminación ya lo habrían hecho. Dijo mi compañero sin dejar que terminara mi frase -- ¿Sabías que hace diez años ya hubo coches eléctricos funcionando? Fueron tres marcas las que lo desarrollaron. Y funcionaba muy bien y con suficiente autonomía.

--Pues… no lo sabía… ¿Entonces por qué no continuaron con ello? Pregunté intrigado.

--¿Cómo iban a poner en el mercado un automóvil eléctrico que funcione bien? ¿Crees que las petroleras iban a mantenerse al margen? Los que mandan en el mundo hicieron que se destruyeran los modelos y se siguió quemando petróleo y contaminando.

Llegué a mi destino y me despedí. Respiré aliviado por no tener que soportar la presión de las conspiraciones mundiales que nos acosan en cada rincón de nuestro quehacer diario. Salí a la calle y lo primero que vi fue un anuncio de una hipoteca a cincuenta años en cómodas mensualidades.

--Quizá los conspiranoicos tengan algo de razón. Pensé --Porque hay cosas que solo una mente perversa con muchísimo poder podría ofrecer

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